¿Hay vida en el espacio?

¿Hay vida a nuestro alrededor?
Como toda exploración, la búsqueda de vida extraterrestre empezó en las inmediaciones. En nuestro sistema solar, los científicos han identificado varios puntos calientes donde se podría haber desarrollado vida tal y como la conocemos en la Tierra: una vida que necesite agua líquida, y que se base en moléculas orgánicas como el ADN o las proteínas. 
Nuestro vecino Marte es uno de estos lugares. “Es el mundo más parecido a la Tierra en todo el Sistema Solar: está muy cerca de nosotros, la duración del día es casi igual, tiene estaciones, atmósfera, nubes, grandes masas de agua helada en los polos, montañas, cañones de ríos, valles...”, explica Alberto G. Fairén, investigador del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) especialista en la exploración del planeta rojo. 

También hay razones para pensar que una vida similar a la nuestra podría habitar algunas lunas de Júpiter y Saturno. Europa, Ganímedes y Calisto, entorno a Júpiter, y Encélado y Titán, entorno a Saturno, pueden esconder océanos de agua líquida bajo la superficie, según apunta Olga Prieto, investigadora del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) , cuya investigación se centra en estos satélites.

Según el astrofísico colombiano Santiago Vargas en los últimos 23 años se han descubierto 4.000 planetas por fuera del sistema solar (exoplanetas), pero han sido astros que están cerca, “por lo que la muestra no es significativa”. Vargas comenta que hay varias limitaciones que no han permitido el hallazgo de vida extraterrestre. Entre ellas se encuentran la falta de exploración y la precariedad de los instrumentos de medida que se usan. “Hay que ampliar la muestra de exploración”, sostiene.


Cómo buscan los científicos vida extraterrestre
La mayoría de los cerca de de 4.000 exoplanetas fueron descubiertos por el telescopio Kepler, lanzado en 2009. La misión del Kepler era averiguar cuántos planetas podía encontrar orbitando alrededor de unas 150.000 estrellas dentro de una zona minúscula del firmamento. Pero su objetivo último era averiguar si los entornos en los que podría surgir vida abundan en el universo o por el contrario son sumamente excepcionales, lo que significaría que en la práctica no tenemos la menor esperanza de llegar a saber si existe otro mundo con vida.

¿Cuántos planetas pueden tener vida? La respuesta del Kepler fue categórica. Hay más planetas que estrellas, y como mínimo una cuarta parte de ellos son planetas del tamaño de la Tierra que se mueven en la llamada zona habitable de sus respectivas estrellas, donde no hace ni demasiado calor ni demasiado frío para que exista vida. Con un mínimo de 100.000 millones de estrellas en la Vía Láctea, solo en nuestra galaxia hay al menos 25.000 millones de entornos en los que resulta concebible que pudiese existir vida. Y como nuestra galaxia, hay billones más.

La pregunta ya no es si existe vida fuera de la Tierra. Es casi seguro que la hay. Ahora la pregunta es: ¿cómo damos con ella?

Una vez dado por perdido el telescopio Kepler en 2018, tras cumplir con su período operativo, tendremos que esperar a la próxima generación de telescopios espaciales, para poder arrojar más luz sobre el asunto. 


Telescopio Kepler (Fuente:NASA) -dominio público-

La ecuación de Drake
El astrónomo Frank Drake fue uno de los fundadores de la ciencia de la astrobiología en la década de 1960, cuando empezó a buscar señales de radio transmitidas por civilizaciones extraterrestres. Ahora, con 84 años, tiene un nuevo objetivo: destellos de luz producidos por civilizaciones alienígenas. "Hoy estamos más preparados que nunca para buscar vida inteligente –dice–. Lo más difícil es conseguir financiación."
La ecuación de Drake, formulada en 1961, permite calcular el número de civilizaciones extraterrestres que podríamos detectar. Los recientes hallazgos de numerosos planetas en la Vía Láctea han aumentado las probabilidades.

Ecuación de Drake (Fuente:Wikipedia) -dominio público-

La paradoja de Fermi
La paradoja de Fermi es la aparente contradicción que hay entre las estimaciones que afirman que hay una alta probabilidad de que existan otras civilizaciones inteligentes en el universo observable, y la ausencia de evidencia de dichas civilizaciones. Surgió en 1950 en medio de una conversación informal del físico Enrico Fermi con otros físicos del laboratorio pero ha tenido importantes implicaciones en los proyectos de búsquedas de señales de civilizaciones extraterrestres (SETI).
Trata de responder a la pregunta: "¿Somos los seres humanos la única civilización avanzada en el Universo?". La ecuación de Drake para estimar el número de civilizaciones extraterrestres con las que finalmente podríamos ponernos en contacto parece implicar que tal tipo de contacto no es extremadamente raro. La respuesta de Fermi a esta conclusión es que si hubiera numerosas civilizaciones avanzadas en nuestra galaxia entonces "¿Dónde están? ¿Por qué no hemos encontrado trazas de vida extraterrestre inteligente, por ejemplo, sondas, naves espaciales o transmisiones?". Aquellos que se adhieren a las conclusiones de Fermi suelen referirse a esta premisa como el principio de Fermi.
La paradoja puede resumirse de la manera siguiente: La creencia común de que el Universo posee numerosas civilizaciones avanzadas tecnológicamente, combinada con nuestras observaciones que sugieren todo lo contrario es paradójica sugiriendo que nuestro conocimiento o nuestras observaciones son defectuosas o incompletas.
La formulación de la paradoja surgió en una época en la que Fermi estaba trabajando en el Proyecto Manhattan cuyo fin era el desarrollo de la bomba atómica estadounidense. La respuesta de Fermi a su paradoja es que toda civilización avanzada desarrollada en la galaxia, desarrolla con su tecnología el potencial de exterminarse tal y como percibía que estaba ocurriendo en su época. El hecho de no encontrar otras civilizaciones extraterrestres implicaba para él un trágico final para la humanidad. El tiempo lo dirá.

Localización de la tierra en el universo (Fuente:NASA) -dominio público-


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