La Luna

La Luna es el satélite natural de nuestro planeta. Un satélite natural, es un cuerpo celeste de tamaño menor que orbita alrededor de un planeta, en nuestro caso, la Tierra.  Al igual que la Luna, normalmente los satélites tienen un tamaño más pequeño que el del planeta al que orbitan, que a su vez, suelen encontrarse, orbitando una estrella madre, como es el Sol. En nuestro sistema solar sólo Mercurio y Venus no tienen satélites naturales. 


Lunas del sistema solar (Fuente: NASA) -dominio público-

Origen de la Luna

La primera idea moderna acerca de la formación de la Luna se denominó teoría de la fisión y la expuso George Darwin, el hijo de Charles Darwin. El razonó que, la Luna debió haberse separado de nuestro planeta cuando la Tierra todavía era una bola fundida en rápida rotación. Esta teoría permaneció desde la década de 1880 hasta la era espacial.

En 1946, el científico de la universidad de Harvard, Reginald Aldworth Daly, desafió a la teoría de Darwin tras calcular que solo un pedazo de Tierra desmembrada no podría realmente situar a la Luna en su posición actual. Sin embargo, sugirió que podría haber sido consecuencia de un impacto.
La nueva teoría más ampliamente aceptada era que la Luna se formó cuando hace miles de millones de años, un cuerpo del tamaño de Marte se estrelló contra la Tierra.
Esta colisión hizo que la recién formada Tierra se transformara de nuevo en una bola de roca fundida y expulsara materia que se situaría en órbita. La mayor parte de ésta materia regresaría de nuevo a la Tierra, pero parte se reuniría por acción de la gravedad y formaría la Luna que tenemos hoy.





Comparación del tamaño de la Tierra y la Luna (Fuente:NASA) -dominio público-

¿Está la Luna detrás del origen de la vida en la Tierra?
Hace 4.500 millones de años, un planeta del tamaño de Marte colisionó con la joven Tierra, y el choque lanzó una enorme cantidad de roca líquida alrededor, explica Aderin-Pocock.
Ese choque creó la Luna y cambió la química básica de nuestro planeta: se formó el llamado caldo de la vida, con hidrógeno, nitrógeno y carbono.
Pero aún pasaron otros 700 millones de años tras aquel impacto: la Tierra se enfrió, se formó una superficie rocosa, el vapor de agua se condensó en los océanos, y la Luna empujó esos océanos. También ahora, la Luna tira de los océanos hacia ella y hace que la Tierra se abulte ligeramente: este abultamiento crea las mareas. De acuerdo al químico británico John Sutherland, fue precisamente este reflujo de mareas primitivas el que dio el puntapié inicial a la vida.

Sutherland sugiere que las primeras moléculas orgánicas se crearon a partir de estos químicos naturales, tal como le explicó a la BBC. Para demostrar su teoría, el científico hizo experimentos en la playa: mezcló aquellos elementos primitivos y los calentó con luz ultravioleta. Así recreó las condiciones de las charcas que deja la marea al retirarse, que se calientan con la luz del sol.



¿Cómo influye la Luna en nuestro ciclo vital?
Los hombres antiguos reverenciaban la Luna y muchas culturas crearon a su alrededor leyendas, como la del hombre lobo. Algunos creen que la luna llena nos altera, incluso que en esas noches hay más crímenes, en lo que se ha dado a llamar efecto Transilvania.
Sin embargo, esto es algo que la ciencia no ha podido comprobar.
Pero sí es cierto que muchos animales se vuelven más activos, sonoros y fértiles cuando brilla la luna llena. Los corales tropicales, por ejemplo, sincronizan su ciclo reproductivo y una noche de luna llena desovan todos a la vez.

La luna rota cada 29 días, el mismo tiempo que tarda en orbitar alredor de la Tierra y por eso nos muestra siempre la misma cara. La Tierra, en cambio, lo hace cada 24 horas, pero hubo un tiempo en que la Tierra giraba tan rápido que un día duraba 5 horas. La Luna, sin embargo, actuó como un freno, explica la experta Maggie Aderin-Pocock. Desde su formación y durante miles de millones de años la fuerza gravitacional de la Luna ralentizó la rotación de la Tierra.

Y así, el mismo ritmo del planeta ha sido marcado por su satélite. Y si la Tierra se ha ralentizado, como consecuencia, la Luna se ha acelerado. Y eso quiere decir que se está alejando. Exactamente 3,78 cm por año, según las precisas mediciones de los astrónomos. La misma velocidad a la que nos crecen las uñas, lentamente. Habrá, entonces, días mucho más largos, compara Aderin-Pocock.



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