BIOMEDICINA Y LONGEVIDAD

Un total de 30 hospitales en España colaboran con una empresa que está realizando pruebas a sus pacientes a través de un análisis de sangre en el que se detecta si en un futuro padecerán cáncer, alzheimer, parkinson, demencia senil o incluso un infarto de miocardio. En definitiva, cualquier tipo de enfermedad degenerativa asociada al envejecimiento. A través de técnicas biomédicas como el TAT o el Q-TRAP. que miden la longitud de los telómeros

"Saber si tendrás cáncer hará que podamos intervenir y prevenir la enfermedad. Actualmente, contamos con 5.000 muestras con las que investigamos el nivel de envejecimiento celular y su evolución. Podemos adelantar que existe una alta probabilidad de que estos pacientes padezcan de una patología oncológica. Hasta hemos sabido especificar que, en estos casos, tendrán cáncer de próstata. Conocer esta noticia hará que lo eviten con los tratamientos de prevención adecuados", explica la investigadora médica experta en biomedicina.

El envejecimiento como enfermedad
"El envejecimiento es una enfermedad, pero los estados aún no lo reconocen. Se habla de la vejez como un proceso natural de la vida, pero el envejecimiento se puede combatir y, con ello, las patologías asociadas a los mayores. El problema es que todavía la inversión económica que se recibe es absolutamente desde el ámbito privado", se lamenta la directora del centro de investigaciones biotecnológicas.
¿Y si nunca enfermáramos? ¿Y si pudiéramos modificar los genes para vivir más y mejor?, propone la científica española, María Blasco, un referente en el estudio los telómeros y directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, (CNIO). Ella misma fue capaz de prolongar la vida de un ratón un 24% más. Triple, así se llama el protagonista del hallazgo científico, consiguió vivir más tiempo y no como un abuelo con achaques, sino como un roedor joven y sano. "Viviremos 140 años antes de lo que creemos. Ya hemos descubierto cómo regenerar las células envejecidas", relata la científica en su libro "Morir joven a los 140", (Editorial Paidós).

Varias farmacéuticas americanas trabajan para fabricar píldoras que borrarán las canas y las arrugas en un santiamén mediante la modificación celular. La ansiada pócima de la eterna juventud, el antídoto más buscado desde el principio de los tiempos, parece estar cada vez más cerca. "Pedirle al médico en la consulta tu carta de enfermedades futuras para tratarlas de antemano será posible en tan sólo unos años", anuncia la doctora Otero. Suena a mística o a astrología, pero no. "Sólo nos queda validar el estudio. Estamos a las puertas de ser los pioneros en el mundo en extender esta técnica biomédica que nos hará más longevos", comunica la científica del centro de análisis telomérico.


Anciana  (Fuente: Pxhere) Licencia CreativeCommons liberada de derechos de autor

La genética y la esperanza de vida

A finales del año pasado murió la cordobesa Ana Vela a los 116 años. Era la persona más vieja de Europa, la tercera de todo el planeta y un símbolo de la longevidad de España, el segundo país del mundo con una mayor esperanza de vida, por detrás de Japón. Esta mujer no fue un caso aislado, sino que vez hay más centenarios: solo en Catalunya, un estudio del Institut d’Estadística de Catalunya (Idescat) estima que la población con más de un siglo de edad ha aumentado de forma continuada en los últimos 35 años. 

Pero, ¿qué es lo que determina que podamos vivir hasta los 100 o 120 años? Y, ¿por qué los humanos hemos llegado a ser tan longevos mientras que nuestros parientes evolutivos más cercanos, por ejemplo, los chimpancés, viven alrededor de 50? La respuesta parece encontrarse en 25 genes, según ha descubierto un equipo de investigadores del Institut de Biologia Evolutiva (UPF-CSIC), el Centre de Regulació Genòmica (CRG), la Universidad de Bristol y la de Liverpool, liderados por el científico Icrea Arcadi Navarro.
En un estudio que publican en Molecular Biology Evolution han examinado la relación que existe entre la variación genómica y la esperanza de vida máxima entre distintas especies de primates, incluidos los humanos. Y han visto que nosotros tenemos mutaciones en genes asociados, por ejemplo, a la capacidad de curación de heridas, la coagulación y problemas cardiovasculares, que al parecer han propiciado el alargamiento de la vida. 
Según han observado, esas mutaciones confieren ventajas en las primeras etapas de la vida y, sin embargo, resultan dañinas en la vejez. Por ejemplo, una mutación que permita acumular calcio puede resultar beneficiosa para tener huesos fuertes en la juventud; sin embargo, cantidades elevadas de calcio en la última etapa de la vida se asocian a arterioesclerosis.


Comentarios

Publicar un comentario